Para ser conductor de primera...

Ha sido un largo camino, que empezó cuando cumplí los 18. Por aquel entonces me apunte a una autoescuela, y me presente por presentar, una primera vez, teniendo 9 fallos. Después de eso, lo deje y volví como unas 10 veces, hasta que me dio tanta vergüenza que pedí a mi tía que fuera por mi a preguntar que tenía que hacer para realizar un traslado de matricula. Por aquel entonces ya tenía los 24 añitos…
Y me cambie de autoescuela, a empezar desde cero de nuevo. Al principio, todo era perfecto, porque podía ir a clases del teórico, y hacer test allí y todo, pero me puse a trabajar y tuve que dejar las clases.
Y ya por fin, me volví a presentar, y tuve 5 fallos. Los que hayan sufrido lo mismo lo entenderán: por una sola respuesta había que volver a presentarse. Y eso hice, pedir una nueva convocatoria. Esta segunda vez hice lo que siempre dicen que no debes hacer: cambiar una respuesta. Además, que lo hice cuando ya me había puesto el abrigo, y ya me había puesto en la fila para entregarlo. El resultado fue de nuevo 5 fallos, y ni que decir, que si no la hubiera cambiado, pues ya hubiera aprobado.
Tras pagar la matricula de renovación, y pasado un tiempo razonable, lo volví a intentar, ya desesperado, y sin ningún tipo de motivación. Encima ya habían cambiado el método, y ahora tardaban dos o tres días en decirte los resultados. Esta vez fueron 7: iba de mal en peor.
Y ya nos situamos en la Semana Santa (Yo había comenzado por Octubre o Noviembre, si no me equivoco) Me fui de viaje a Cádiz con mis miles de test, para hacerlos en la playa o hasta en la hora de la siesta, y ya decidido a que si no aprobaba esa vez, lo dejaba. Pero esta vez, estando convencido de que habría suspendido una vez mas, y tras esperar desde un jueves hasta un lunes para conocer los resultados, me dijeron que estaba aprobado
Me sentí como Kelly Clarkson en la final del primer American Idol, con las serpentinas y los fuegos artificiales.

Pero aún nos quedaba un trecho: el práctico.
Para empezar, por el sistema tan bueno que tenemos en España, tuve que esperar dos meses para comenzar las clases.Y es que, no hay examinadores suficientes para tanta gente que se presenta, y en vez de contratar a mas, han ampliado el plazo para presentarse del teórico al practico desde los 6 meses a los 2 años.
Así que al principio daba las clases con cuentagotas, en los huecos que dejaban los demás y que me permitía el trabajo. Luego encima, vinieron las vacaciones de verano. Y en Septiembre, vuelta a esperar a tener hueco. Encima, yo ya estaba más que agobiado: todos los días me pasaba algo, desde casi tragarme un camión en mi primera visita a Mostoles, a casi atropellar a una chica en pleno centro de Madrid. Mi profesor no hacía mas que soltarme perlas como que había gente que no tenía aptitudes para conducir, pero que el no iba a decir nada a nadie, pues ya que iban a pagar las clases, que las pagaran en su autoescuela.
Por eso me sorprendió cuando me dijo que me presentaba en dos semanas. (Me imagino que por si sonaba la flauta y aprobaba, y así poder meter a mas gente)
El día antes del examen, me desperté con casi 40 de fiebre, y me tire la mayor parte de la noche en el baño, durmiendo apenas 2 horas. Incluso pensé en no presentarme. Pero allí que me fui. En la clase previa al examen no hice mas que cagarla, y la fiebre, me hacía estallar la cabeza, y cada vez que había un badén en la calzada, mi cuerpo se estremecía desde el pelo hasta las uñas.
Tras casi hora y media de retraso llegó el examinador. Mi turno fue el segundo del segundo, el último de todos, y a pesar de alguna cagada, como no meterme por donde el me decía, al final aprobé. Yo creo que fue porque estaba convencido de que iba a suspender e iba muy tranquilo por ello, y encima en mi mundo vírico y gripal.
Ahora sólo falta esperar unas dos semanas para que me den el carnet provisional, y como mes y medio para el final.
Lo mejor de todo esto, es no tener que volver al edificio cochambroso de la DGT, cayéndose en pedazos, que de solo verlo ya deprime.
Mucho animo a los que estén sacándoselo, que si yo he podido, cualquiera puede.