10 enero 2007

La sombra (aquí, sombra allá) de Mecano es alargada



Como próximamente voy a ir a ver unas cuantas obras de teatro, he decidido añadir una nueva etiqueta a mi blog, la de “Obras de teatro y musicales”, y con este post, la inauguro.
Viendo el exitazo que estaban teniendo los musicales en la gran vía y alrededores, empezando por “El hombre de la Mancha”, y siguiendo con muchos otros títulos (“La Bella y la Bestia”, “Cabaret”, “My fair lady”, “Mamma mía”, “Fama”, “Víctor o Victoria” “Los productores”…), el siempre apunto Nacho Cano, decidió apuntarse al carro, y crear una historia, basándose en sus composiciones y las de su hermano (En una sola palabra, la parte creativa de Mecano)
El guión es un poco lo de siempre: una historia en torno a la “movida madrileña de los 80”, que empieza cuando dos amigos van a la ciudad para intentar hacerse un hueco en el panorama artístico musical.

La primera parte llega a rozar el infantilismo en varios puntos, y abusan un poco de las mismas bromas, y los mismos recursos, para cambiar completamente el tono en la segunda mitad.
Las canciones y números musicales son asombrosos, sobre todo algunos (Eungenio Salvador Dalí/Laika), y las reinvenciones de algunos temas muy acertados. Hay incluso un par de medley, al final de cada acto, bastante curiosos, llegando a utilizarse parte del segundo en el anuncio de Coca Cola Light de hace un año, que a su vez era patrocinador.

En resumen, a pesar de las cuatro horas y media de duración, se te hace bastante corto, y como todas las canciones te suenan, o te las sabes de memoria (Estamos hablando de Mecano, no lo olvidemos), no paras de cantar. Es bastante común, y de hecho anuncian al principio antes de empezar que no tengas vergüenza y te dejes llevar, que la gente se levante y se ponga a bailar como loca.
En resumen, la volvería a ver, y sería mi tercera vez, porque aunque cara, si realmente quieres verla bien, merece mucho la pena.

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